Dóberman y Rottweiler, razas caninas rodeadas de mitos

A estas alturas, los mitos sobre perros ya deberían haber sido desmentidos para todo el mundo, nada más lejos de la realidad. A día de hoy la gente sigue creyendo barbaridades sobre los perros y algunas razas se llevan la palma en cuanto a mitos descabellados.

Dóberman y Rottweiler son el centro de las miradas en cuanto a mitos caninos se refiere. Y es que la imaginación no tiene límites.

¿Quién no ha oído que los perros de raza Dóberman y Rottweiler fueron creados por Hitler en la Segunda Guerra Mundial? ¿O que a los Dóberman les crece más el cerebro que la cabeza y se vuelven locos y agresivos? ¿O que los Rottweilers son auténticos asesinos?


Mitos sobre razas

El Rottweiler

Rottweiler es una raza de perro cuyo origen se remonta a los tiempos de los romanos. Durante la invasión de Germania, los romanos que cruzaron los Alpes en el siglo I d.C. iban acompañados de perros muy protectores y hábiles para el pastoreo. Estos romanos se asentaron fundando la ciudad de das Rote Wil, de la cual deriva el nombre de la raza, que significa Perro Carnicero de Rottweil. De hecho, los primeros historiadores mencionan que hubo ascendientes directos del Rottweiler en áreas de Germania a las que había acceso por las carreteras romanas.

Pero el Rottweiler de los romanos no era el que conocemos ahora, no era el bello perro guardián de color negro y fuego que vemos por las calles de hoy, sino que era un perro moloso cruzado por los perros germanos de los primeros siglos d.C.. Se cree que los ancestros de esta raza fueron utilizados por Julio César, quien apoyaba que sus ejércitos dispusieran de carne fresca, en lugar de las raciones de carne salada tradicionales. Por lo que necesitaban un perro fuerte y eficaz que dirigiese el ganado que acompañaba a los soldados. Incluso en la actualidad, se habla de la cualidad innata del Rottweiler para el pastoreo.

Más tarde, durante el siglo VIII d.C., se fundó la ciudad alemana de Rottweil. Esta ciudad fue excepcional en cuanto al trato y estima que mostró hacia su perro, en tiempos en los que los alemanes consideraban a los perros sólo como instrumentos.

Como ayudante en la ciudad, los Rottweilers fueron conocidos como los perros de los carniceros. Llevaban el ganado hacia el mercado y desde él a las carnicerías. Eran perros duros, valientes e incansables, y rara vez evitaban el enfrentamiento con reses u otros perros. Las peleas entre los perros de carniceros se volvieron habituales, así que a cada perro mordedor se le adjudicaba un bozal de manera obligatoria.


Pero el número de perros de esta raza comenzó a caer cuando el gobierno prohibió el pastoreo del ganado vacuno debido a la industrialización.

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La estandarización de la raza llegó más tarde. En 1905 sólo quedaba un ejemplar, y en 1907 fueron fundados el Deutcher Rottweiler Klub y el International Rottweiler Klub. A lo largo de los años surgieron más clubes y reinó la polémica, pero finalmente se impuso la razón y todos los clubes se unieron en uno: el Allgemeiner Deutscher Rottweiler Klub, que tuvo siempre presente a los perros de pastoreo originales y sus rasgos, y eligió el color negro y fuego para la raza. En 1930 se originó la prueba de trabajo para perros de guarda, Schutzhund, para poner de manifiesto las habilidades protectoras del perro.

El estándar para el Rottweiler del ADRK fue adoptado por primera vez en Alemania durante la primera mitad del siglo XX y ha permanecido virtualmente inalterado con el paso de los años, lo cual habla muy bien de la uniformidad de la morfología y temperamento.

Por lo tanto, si hablamos del Rottweiler, nos encontramos con un perro que se adapta a cualquier tipo de trabajo, con un fuerte temperamento y una gran inteligencia.

Y si ya sabemos de dónde viene la raza del Rottweiler, ¿qué tiene que ver Hitler con él? Si bien es cierto que las SS utilizaron en su servicio militar canino a perros de esta raza, su creación está relacionada para nada con el dictador alemán. Durante la Segunda Guerra Mundial, alrededor de 200 000 Rottweilers fueron enviados a los campos de minas antecediendo a soldados y para transportar bombas a los campamentos enemigos. Además, eran presentados en campos de concentración, mostrándose como verdaderas fieras ante el gran ajetreo y gente con miedo.

A pesar de ser un perro muy leal, obediente, cariñoso e inteligente, el Rottweiler lleva la estirpe de perro asesino. Sin embargo, es un perro muy familiar, que protege a su manada. Hay que tener en cuenta que es un perro muy territorial, dominante y desconfiado con los desconocidos, por lo que es importante brindarle una buena educación y un entorno equilibrado.

En resumen: el Rottweiler ni es un perro asesino-comeniños, ni fue creado por Hitler para la guerra.

El Dóberman

Dóberman es una raza de perro de origen muy actual. El recaudador de impuestos alemán Karl Friedrich Louis Dobermann fue el responsable de la consolidación de la raza en su pretensión por conseguir un perro capaz de defenderle de los bandidos. En 1870 empezó a realizar una serie de cruces, buscando un perro valiente y de aspecto fiero, que disuadiese a los malhechores durante su trabajo.

Dobermann estaba a cargo de los refugios de animales de su lugar de residencia en Apolda (Turingia), por lo que tenía acceso a un gran número de razas. El problema es que no guardó registro de los ejemplares que eligió para llevar a cabo los cruces. Esta falta de datos ha generado controversia acerca del posible origen de la raza Dóberman, aunque algunos expertos tienen claro que todo comenzó con el cruce de perros de raza Pinscher con mestizos del lugar. Se conocen cruces de una hembra de Pinscher azul grisácea con un perro negro y fuego (resultado de un Boyero y un perro pastor). La descendencia también fue cruzada con un Manchester Terrier y una hembra negra de Galgo. Asimismo, se baraja la posibilidad de que la raza Dóberman tenga sangre de Pastor de Beauce, Rottweiler y Pointer Alemán.

 La estabilidad del estándar de la raza Dóberman se alcanza en 1899 y en 1900 es reconocida de manera oficial por la Sociedad Canina Alemana, bajo el nombre de Dobermannpinscher.

En 1920 la raza ya se había distribuido por todo el mundo y en 1925 se había consagrado como raza universal con club propio.

En los años 60 la raza se popularizó, lo que trajo consigo una gran demanda de ejemplares, provocando que los cruces no se realizaran siempre correctamente. Como consecuencia, aparecieron distintos problemas asociados con el carácter, hasta convertirse en una raza repudiada, de lo más alto a lo más bajo. Pero sus verdaderos amantes no dejaron de trabajar con seriedad y responsabilidad en la raza.

El club español de Dóberman, creado en 1975 aprendió de los errores y exigió pruebas físicas y de carácter con el fin de preservar el equilibrio psicológico de todos los ejemplares destinados a la cría. Los perros con problemas físicos, que muestran carácter agresivo o miedoso son rechazados para el cruce, puesto que ninguna de estas características debe formar parte del carácter del Dóberman.

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Después de conocer el origen de la raza, es evidente que, al igual que la raza Rottweiler, la raza Dóberman tampoco fue creada por Hitler, ni tampoco fue creada en un laboratorio para obtener perros asesinos. Si bien es cierto que su fuerte genética fue aprovechada por las SS para convertirlo en un arma, estimulando su agresividad.

Aunque el mito por excelencia que rodea al Dóberman, es el de que les crece más el cerebro que el cráneo y se vuelven locos, porque pierden el olfato y no reconocen a sus dueños, por lo que les atacan. Otra variante es que la presión craneal directamente les hace enloquecer. Estas afirmaciones simple y directamente es que no hay por donde cogerlas. Todas las variantes incluyen problemas cerebrales por presión de los huesos del cráneo en el cerebro. Esta falsa leyenda se resuelve sabiendo que un crecimiento cerebral desmesurado o una encefalitis (inflamación del cerebro debido a una infección) causa numerosos síntomas como la fiebre, vómitos, e incluso parálisis, y la muerte en pocos días, nada de locura y ganas de matar a la gente que te rodea. Además, esta enfermedad puede afectar a cualquier raza de perro, e incluso a los humanos.

No hay duda, de que el Dóberman es un perro poderoso y resistente, de aspecto imponente y amenazante (sobre todo si les cortan las orejas), sin embargo, es un perro dócil y leal, muy familiar y protector de su manada, además de ser muy inteligente y dominante, incluso con los suyos.

En resumen: el Dóberman es un perro formidable que no tiene nada que ver con las cosas que se dicen de él, ni les crece el cerebro, ni fue creado en un laboratorio.

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