Cosme, el gato de Amaia
Cosme es el gato de Amaia. Es un gato cuyas aficiones favoritas son ser mimado y comer.
Lo que Amaia nos cuenta de Cosme
Cosme llegó a nuestra casa hace ya casi 12 años, en noviembre de 2003. Una mujer de mi pueblo lo había acogido en su casa pero poco después se tuvo que mudar por cuestiones de trabajo y preguntó si alguien quería quedárselo. Yo no me cansé de darles la tabarra a mis padres hasta que lo conseguí.
El encargado de poner los nombres a las mascotas siempre ha sido mi padre, muy ocurrente y original él, cuando vio al gato dijo: «tiene cara de llamarse Don Cosme».
Cosme siempre ha sido un gato muy vago y comilón. Así está el pobrecito: mil veces lo hemos puesto a dieta y nunca ha habido manera de que se quitara esos kilitos de más. Parte de culpa la tiene mi señora madre, que le daba jamón york y langostinos cuando yo no le veía.
Cosme ha sido siempre muy sociable con toda la gente que venía a casa, incluso con mis sobrinas que le han hecho mil perrerías, nunca se ha quejado, es más, él va siempre a la habitación donde está la gente, a que le hagan caso, mimos y caricias. ¡Hasta se deja poner vestiditos!
No le gusta nada el agua que tiene en su cuenco, por lo que siempre le encontramos bebiendo en el bidé del baño, en la manguera del jardín o, si te descuidas, de cualquier vaso que esté en la mesa.
Cuando estaba en la universidad, era imposible estudiar en casa, allí donde tenía mis apuntes tenía que estar él jugando con los papeles y los bolis que había en la mesa, y si no jugaba, simplemente se dormía encima de ellos. Lo mismo pasa con la ropa o mantas que se encuentre por su camino. Llevo 13 años sin poder ponerme una sola prenda de ropa que no tenga un pelo blanco que me recuerde a él.
A la hora de dormir siempre va a la cama con cualquiera que le deje, muy suelto es él. Y claro, son 8 kilos de gato los que tienes encima de las piernas, que no te dejan moverte en toda la noche.
En mayo de este año tuvo que aguantar a un nuevo miembro en la casa: un pequeño labrador llamado Nicolás. Al principio era el perro quién tenía miedo al gato. Cosme se ponía en medio de todas las puertas y Nicolás (poco espabilado el pobre) se quedaba mirándole sin atreverse a pasar.
Ahora la cosa ha cambiado y se llevan muy bien. Aunque se nota mucho la diferencia de edad, ya que Nicolás siempre quiere jugar y Cosme pasa totalmente de él.
Se nota que han pasado los años por Cosme, el pobrecito tiene artritis en la cadera y cada vez le cuesta más andar, a mí se me parte el corazón cuando lo veo, cualquiera que tenga una mascota me entenderá… Eso sí, las ganas de comer no se le quitan…
Le estoy echando un montón de menos este año que estoy fuera de casa. Siempre me recibía saliendo al rellano y echándose para que le acariciara la barriga.
Fotos de Cosme
¡¡¡Es muy parecido a mi Sham!!! Es su doble, pero también porque Sham es la mitad 😀