Collares de adiestramiento, mala solución para los perros que tiran
Muchas personas sienten que tienen un problema con su perro cuando no consiguen que deje de tirar y tirar de la correa al pasear. La solución más recurrente suele ser utilizar los conocidos collares de castigo o adiestramiento, los típicos collares eléctricos y collares de pinchos o de ahorque para perros. Algunos profesionales y muchos propietarios aseguran que funcionan, pero no son muy recomendables.
Motivos por los que se compran collares de pinchos y collares de ahorque
Cualquier persona con perro sabe que es muy incómodo pasear con él mientras no para de tirar, sobre todo si es un perro medianito y en especial si es grande.
Enseñar a un perro a no tirar de la correa mientras pasea no siempre es una tarea fácil, de hecho requiere tiempo y paciencia. Pero muchos dueños no tienen ninguna de las dos cosas y eligen la vía rápida: los collares de castigo.
Los collares de adiestramiento o castigo realmente no sirven para educar al perro, pero pueden conseguir que lo hagan con menos fuerzo o que lleguen a dejar de hacerlo. No obstante, la meta no se consigue por proporcionar al perro una buena base educativa, sino por la fuerza, lo cual tiene consecuencias negativas a corto, medio y largo plazo.
Motivos por los que la gente no debería comprar collares de adiestramiento
Las razones por las que no se deberían comprar collares de adiestramiento para perros, incluidos los collares eléctricos, son variadas:
- No promueve conductas de cooperación, sino de evitación: el castigo no favorece que el perro aprenda un comportamiento más adecuado para él, sino que siente una represalia por haber hecho algo mal. Por tanto, con el uso de collares de adiestramiento se desvanecen las posibilidades de reorientar esa mala conducta hacia una nueva, incompatible con la anterior, que no sea molesta para el dueño o peligrosa para el perro.
- Riesgo de asociación negativa indeseada: en ocasiones es posible que el uso del collar de adiestramiento produzca el castigo (ahogo, pellizco, descarga) a destiempo, provocando que el perro malinterprete el casitigo y lo asocie con algo que no estaba previsto.
- No favorece la capacidad de reflexión del dueño: si el collar de adiestramiento funciona, el dueño no se plantea qué está haciendo mal en cuanto a la educación de su perro. Con el collar la persona se centra en eliminar el mal comportamiento con el castigo, pero no atiende a las necesidades del animal.
- El perro obedece sólo cuando lleva puesto el collar de adiestramiento: el animal aprende que cuando no lleva el collar no va a recibir castigo, por lo que es probable que aprenda que puede hacer lo que quiera cuando no lo lleva.
- Deterioro del vínculo entre dueño y perro: los collares de castigo no generan una relación basada en la cooperación y en la confianza, sino una relación basada en el miedo al castigo.
- Riesgos anatómicos: el cuello es una parte muy sensible en la anatomía canina. Un collar que ejerza una presión excesiva sobre esta zona puede llegar a provocar dolor, contusiones, contracturas, afección del riego sanguíneo, dificultades respiratorias y hasta afectación de la tiroides.
- Dolor: aunque mucha gente cree que no provocan dolor, sí que lo hacen, de hecho el dolor es el motivo negativo de que el perro deje de tirar de la correa. Aunque cada perro tiene su propio umbral del dolor y cada dueño maneja la correa con una brusquedad/suavidad particular, los collares de adiestramiento no suponen un método amigable para educar al perro.
- Activación del peligroso círculo Dolor-Ansiedad-Reactividad: los dolores, molestias e incomodidades generan ansiedad, lo cual incrementa la reactividad del perro frente a estímulos del entorno que le rodea, dando lugar a un círculo vicioso con compleja solución. En el caso de perros que suelen mostrar hostilidad hacia otros perros, la cadena D-A-R resulta muy perjudicial.
- Castigan al perro sin ofrecer alternativa: tirar de la correa es un comportamiento totalmente natural para el perro, ya que no les gusta la restricción de movimiento. Pero la correa es necesaria para mantener la seguridad en algunos entornos. Para que el perro deje de tirar de la correa hay que enseñarle qué hacer en lugar de arrastrarte, por lo que para enseñarle a que camine junto a ti, lo ideal es practicar ejercicios orientados a hacerle comprender el objetivo.
- Leyes: los collares de pinchos y de ahorque están prohibidos en algunas ciudades españolas como Barcelona. También están prohibidos en otros lugares del mundo como en Austria, Suiza, Nueva Zelanda y algunas partes de Australia. Esta ley actúa como expresión de respeto animal importante para la sociedad.
- Alternativas más amables: los arneses antitirones son menos dañinos para la salud y el bienestar canino, por lo que son una mejor herramienta para que el perro deje de tirar si no se dispone de tiempo para enseñarle.
Alternativas a los collares de castigo
No hay una solución definitiva para que un perro deje de tirar de la correa, sin embargo, es importante hacer un buen diagnóstico del problema y entrenar la obediencia. Es importante distinguir si el pe
rro tira por exceso de energía o por miedo.
Un buen profesional puede ayudar a trabajar la obediencia de manera adecuada. Los arneses antitirones también pueden mejorar la situación de manera mucho más favorable que un collar de castigo.
Además, si tienes un perro grande, y los collares de pinchos te resultan cómodos a la hora de quitárselo y ponérselo, siempre puedes usarlo con los pinchos hacia afuera, de manera que el perro no sufrirá dolor al clavarse los pinchos en su cuello, ni tampoco ahogo, puesto que esos collares no llegan a empequeñecerse lo suficiente al tirar. Eso sí, no olvides quitárselo si va a jugar con otros perros, para evitar que se lastimen.