Sham Gallager, el gato de Ana y David
Sham es el gato que Ana y David rescataron de la calle, es un poco travieso, pero se hace querer. Además, es el futuro novio de Miki.
Lo que Ana y David nos cuentan de Sham
El pequeño Sham Gallagher ya tiene dos años. Era un gatito callejero que jugaba con los niños del portal y, un día, fatigado, decidió seguir a David hasta casa. No tuvo reparo ninguno en subir las escaleras y entrar a olisquear. Entonces tendría unos seis meses. Se escapó a los tres días de estar en casa, pero, después de otra fatiga jugando al escondite con los niños, volvió a subir con David porque ya sabía que le daba bien de comer y sí, ya decidió quedarse. Y todo lo que pasa en casa, lo decide él.
Es lo que nosotros consideramos un «gato-perro» porque nunca se asusta de las visitas, sino que siempre va a saludar; se pasaría el día entero jugando si pudiera y tiene un particular sistema de decirnos lo que quiere con sólo maullar. Poco a poco nos vamos entendiendo. No le gusta estar sólo, aunque tampoco quiere que le atosiguen. Mejor sólo hay mimos cuando él dice. Pero, eso sí, no te deja en paz ni cuando vas al baño.
De entre sus aficiones, su favorita es la de mimetizarse con el edredón de la cama que es del mismo color que él. Le encanta meterse debajo de todo tipo de mantas y sábanas para cazarte la mano o los pies. Le encanta ponerse a prueba a ver cuanto puede saltar y nos espera, mirando a la pared, para que pongamos la mano cada vez más alta. Es un poco desastre y tiene la casa llena de ratones de juguete y todo tipo de pelotas de peluche. También le encanta dormir con una camiseta que robó a Ana y llenar todo de pelos. Cuantos más pelos, mejor. Tiene una madriguera donde poder hacerse las uñas, pero él prefiere hacérselas en el sofá o en la bolsa del ordenador portátil de Ana. Navega en Facebook y después se echa plácidamente la siesta en el teclado del ordenador. Y sí, la siesta no la perdona nunca, desde la una hasta las ocho o las nueve. Así, del tirón, cambiando de postura cada rato. Si puede caza; se ha hecho experto en cazar moscas e insectos voladores. Si está en el jardín, se la tiene jurada a todos los pájaros, sobre todo a una urraca que se pasea por delante de él para molestarle. Su otra cama oficial es el lavabo y siempre, siempre, siempre, bebe en el bidé.
De entre las cosas que odia está su archienemigo «el transportín«, a quien no quiere ni ver en pintura; o que le cojas en brazos más de cuatro segundos.
Nos hace mucha compañía y nos da mucho amor cada vez que llegamos a casa, aunque antes siempre se cuela entre los pies para poderse hacer las uñas en el felpudo de la vecina. Es un trasto, pero como es así inocente, pues nos da igual encontrarnos la casa llena de huellas de pintura porque metió el pie donde no tenía que meterlo.
¡Un abrazo a todos y ronroneo de parte de Sham!
Fotos de Sham