La vista de los perros
De entre los cinco sentidos del perro, no podemos decir que la vista sea el mejor, pero se adapta perfectamente a sus necesidades.
La vista del perro difiere mucho de la de los humanos. Se ha discutido durante muchos años sobre si los perros tienen visión de tipo fotópico (se distinguen los colores) o visión de tipo escotópico (se distingue sólo entre sombras de blanco y negro). En la retina de la mayoría de mamíferos existen dos tipos de fotorreceptores: bastones y conos. Los bastones son los responsables de la visión escotópica, por lo que se emplean para la visión en penumbra; y los conos producen la visión fotópica, por lo que reciben más señales en presencia de una intensidad mayor de luz. En los perros, la cantidad de bastones es muy superior en proporción a la cantidad de conos, por lo que sólo son capaces de distinguir algunos colores.
Las diferencias en la visión entre humanos y perros pueden observarse durante su evolución, pudiéndose deducir un sentido adaptativo. Los seres humanos somos animales diurnos, por lo que los conos cumplen su función biológica. Sin embargo, los perros son animales más activos durante las horas de penumbra, en horas en las que la visión depende de los bastones, lo cual indica que para los canes, es más importante ver con poca luz que distinguir muchos colores. Esto, además, se ve favorecido por una capa reflectiva del ojo (tapetum lucidum), que permite maximizar la visión hacia una ínfima intensidad lumínica. En resumen: los perros no pueden ver una amplia gama de colores, pero poseen una buena capacidad de discriminación de la iluminación, al contrario que los humanos.
En cuanto a percepción visual de los detalles de las formas, también es inferior en los perros con respecto a los humanos. Esto explica por qué hay perros que reaccionan temerosamente cuando se encuentran de forma repentina con un objeto novedoso para ellos. También podría explicar ciertas reacciones agresivas agresivas hacia personas que portan paraguas o prendas de ropa que les confunden.
También la capacidad de ver a distancia es menor en perros que en humanos. El hombre tiene una mayor especialización en la fosa central de la retina (fovea centralis) lo cual permite lograr una nitidez visual adecuada al enfocar con ambos ojos en un objeto al mismo tiempo; es por esto por lo que movemos los ojos prácticamente sin interrupción, sometiendo todos los puntos del campo visual a la fosa central de la retina, por eso podemos percibir mejor los detalles. En cambio, los perros miran fijo menos frecuentemente y durante menos tiempo que el hombre, ya que en ellos, la distribución de la percepción visual entre el centro y la zona periférica de la retina no está tan evolucionada y, por tanto, utilizan la percepción periférica más repetidamente y sólo miran fijamente con la parte central de la retina durante cortos periodos de tiempo y en momentos de gran tensión. Por esta razón, para los cánidos, al igual que para otros muchos mamíferos, fijar la mirada implica un contexto agresivo.
En cambio, los perros reciben los movimientos sutiles de las cosas aproximadamente unas diez veces mejor que los humanos. Esta aptitud es útil para lobos y perros salvajes a la hora de la caza, ya que la percepción de cualquier mínimo movimiento resulta muy importante para atrapar a la presa.
También los perros gozan de un ángulo de visión mayor, sobre todo un mayor ángulo de visión horizontal, es decir, tienen un campo de visión mucho más ancho. Los humanos podemos ver en un ángulo de 125 grados aproximadamente, por el contrario, los perros tienen un ángulo visual de 250 grados, aunque no en todas las razas: en galgos el campo de visión se amplía a unos 270 grados, en cambio, en los perros de cabeza aplastada, el campo visual disminuye a unos 180 grados. El ángulo vertical también es comparativamente superior en el perro, aunque en menor medida que el ángulo horizontal.
Podemos concluir con que la visión canina es un instrumento adaptado perfectamente a sus necesidades particulares y conocer su funcionamiento puede ayudarnos a entender mejor algunas de las reacciones de los perros, facilitando la convivencia y educación.