Una protectora acusada de matar a 2200 mascotas con los lunes como «día de exterminio»

La protectora malagueña Parque Animal se ha visto envuelta en un caso de delitos continuados de maltrato animal e intrusismo profesional.

La presidenta de la protectora Parque Animal de Torremolinos ha sido acusada del sacrificio de unos 2200 animales. Uno de los testigos que ha declarado en el juicio asegura que a los lunes se les llamaba «día de exterminio«, ya que se ponía la música alta y se apagaban las cámaras y al llegar ya no había tantos animales como la anterior semana.

El testigo, que era veterinario de la protectora por entonces, ha apuntado que se practicaban eutanasias sin control profesional, lo cual dice que la acusada había reconocido.


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Ya se ha iniciado el juicio contra la responsable de la protectora en el Juzgado de lo Penal número 14 de Málaga, y la Fiscalía pide cuatro años de cárcel por los delitos continuados de maltrato animal e intrusismo profesional. Otro empleado también se encuentra imputado por los mismos delitos. La dueña está también acusada de delito continuado de falsedad.

El testigo ha apuntado que la acusada usaba el término «intraperro» para referirse a la forma de aplicar la eutanasia, lo cual significaba que «pinchaba donde pillaba«; también ha asegurado que se oían «gritos y alaridos que eran de sufrimiento, tenían agonía«. También ha asegurado que él nunca ha llevado a cabo este tipo de prácticas en el centro y que llegó a realizar grabaciones de varios perros muertos. No obstante, ha admitido que nunca vio directamente a los acusados llevando a cabo estas prácticas, y tampoco analizó los cadáveres para determinar las causas de muerte, lo que sí ha explicado es que un día «tras escucharse gritos y alaridos«, vio a la procesada con un bote del producto utilizado para ello con una jeringuilla pinchada.

Otro veterinario testigo ha asegurado que vio la «matanza» de animales en dos casos y ha señalado que «presumiblemente se administró menos producto y donde no se debía«. Ha apuntado que la situación era «un poco grotesca, porque no podíamos pasar a la parte de atrás donde estaban los chillidos de los perros y entonces sabíamos que iban a sacrificarlos, pero no podíamos hacer nada«.

El otro acusado, empleado de la protectora, también ha declarado, negando los hechos e insitiendo en que siempre eran los veterinarios los que decidían las eutanasias que se hacían.


Sin duda, un caso peliagudo que pone los pelos de punta.

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