Disputa en la Universidad Complutense por el estado de los perros para prácticas veterinarias

Decenas de estudiantes esperan sentados en la puerta de la sala de juntas de la Universidad Complutense de Madrid para reunirse con los responsables de bienestar animal. El motivo es la situación en la que viven los perros de prácticas y su estado de salud, lo cual tiene preocupados a los alumnos que trabajan con ellos como parte de su formación. Nadie da explicaciones de lo que ocurre con los 21 perros de raza Beagle que viven en la facultad.

Los responsables del cuidado de los perros, al ver la cantidad de estudiantes que esperaban para entrar en la sala de juntas y protestar por la situación de los perros, se han puesto nerviosos y han increpado a los presentes: «así no se hacen las cosas. Esto no es una asamblea«. Lo que pretendía ser una «reunión informativa» en abierto ha pasado a ser un acto a puerta cerrada, donde únicamente unos pocos han conseguido entrar, a pesar del gran número de interesados.

Los estudiantes ponen en duda que las instalaciones cumplan la normativa de bienestar animal.

Los futuros veterinarios llevan tiempo preguntándose por qué sale roña de sus manos cada vez que acarician a los perros para prácticas. Explican que los perros huelen muy mal, tienen los dientes llenos de sarro y las orejas sucias. Según el borrador del acta de la reunión celebrada el pasado lunes 23, algunos perros llevan dos años sin haber recibido una limpieza bucal «debido a problemas ajenos». Los responsables de los perros sostienen, para más inri, que «los perros de raza Beagle generan mucho sarro«. Algunos perros presentan periodontitis.


Los alumnos denuncian que los beagles tienen mucho sarro. Este perro tiene periodontitis, según los expertos.

Algunos alumnos relatan que cuando llevan a los perros a prácticas se hacen sus necesidades encima, como si nadie los sacase nunca.

Pero la suciedad de los animLa mayoría de los beagles padecen alopecia de pecho.ales no es el único motivo de preocupación de los estudiantes. Algunos estudiantes dicen haber observado problemas de comportamiento, peros excesivamente delgados, alopecias en pecho, peleas usuales que acaban en heridas y desgarros, tumores, granulomas, heridas por lamido en las patas y perros miedosos que se echan para atrás cuando alguien se acerca a ellos.

No hay zona de descanso en ninguna de las ocho jaulas, en las que conviven entre tres y cuatro ejemplares en cada una, y donde los perros pasan la mayor parte del tiempo. Los animales descansas sobre rejillas de plástico.

Aseguran que cumplen todas las normas

El decano de la facultad de Veterinaria, Pedro Luis Lorenzo afirma que «los perros viven en colectividad, con sus ventajas e inconvenientes. No hemos detectado nada más allá de problemas puntuales, como un perro con un desgarro tras pelearse con otro. Los animales están controlados y tienen cuidadores especialistas exclusivamente para ellos. Cumplimos todas las normas de bienestar animal«, y la directora del Hospital Clínico Veterinario de la Universidad, Consuelo Serres, asegura que todo se debe a una «mala interpretación» por parte de los estudiantes que no se corresponde con la vida real de los animales y asegura que «los alumnos no son conscientes de cómo están ni de dónde están«.

Los perros del animalario de la Complutense nunca salen a pasear y su único contacto con el exterior son las prácticas de veterinaria y la salida que les permiten a diario a un patio de 20 metros cuadrados, con una escalera, una plataforma y una rampa, mientras un encargado de mantenimiento limpia las instalaciones. Nunca son sacados fuera del recinto, lo cual es muy criticado en las aulas y en los despachos de los expertos.


Los estudiantes se sienten confusos, ya que en el pasado los perros sí eran sacados a la calle. El director de bienestar animal, Ignacio Álvarez, explica que un perro fue contagiado con el virus del moquillo y lo transmitió al resto de sus compañeros, por lo que varios animales tuvieron que ser sacrificados: «no los sacamos para que no se crucen con otros perros (del hospital) ni se contagien«. Serres añade «no creemos que sacarlos sea mejor para ellos. Si no, lo haríamos«.

 Los etólogos aseguran que es importante que los perros salgan a pasear y a correr, interactúen con personas y entren en contacto con el entorno para mejorar su calidad de vida. Al ver los documentos gráficos concluyen: «las fotos y vídeos demuestran un bienestar comprometido en los animales allí instalados, con carencias importantes como la falta de enriquecimiento ambiental».

Instalaciones a examen

Según el Real Decreto 53/2013 que establece las normas de protección de animales utilizados en experimentación y docencia, los ejemplares «deben disponer siempre de estructuras de descanso o materiales de cama adaptados a la especie«.

La directora del animalario, Carmen Martín, disculpa el estado de los perros porque «los Beagles son como aspiradoras y se lo comen todo«. De hecho la semana pasada más de 20 perros tuvieron que pasar a hacerse una radiografía porque uno de ellos se había comido parte del alambrado; conducta que no es para nada normal, según los expertos.

Los futuros veterinarios denuncian que el recinto no cuenta con técnicas de enriquecimiento ambiental adecuadas para que los perros hagan ejercicio físico, busquen comida y hagan actividades de manipulación, lo cual es útil para reducir los comportamientos inducidos por el estrés. «Un palé en forma de L y un triángulo colgado del techo, como si fueran monos; ese es su enriquecimiento«, denuncian los estudiantes.

«En las instalaciones sólo hay un punto de agua para varios animales. La falta de estímulos en perros que se mantienen en cautividad por largos periodos de tiempo puede provocar mermas en su bienestar psíquico«, explica Rafael Alfonso Luna, el etólogo veterinario. A ojos de los expertos, cuando un perro se queda paralizado en el centro de una jaula hace una demostración de un elevado estado de ansiedad, pero los responsables se justifican diciendo que los perros «son tímidos y siempre reaccionan así ante un extraño«.

Algunos perros muestran síntomas de miedo cuando alguien se acerca.

Otros individuos denuncian la falta de protocolo claro para la jubilización de los ejemplares mayores o con patologías, como sí sucede con los perros de la ONCE o los perros policía.

Sin embargo, el director de bienestar animal, Ignacio Álvarez, explica que sí existe un programa de acogida para aquellos perros que muestren problemas de salud, envejecimiento o ciertas conductas. «Promovemos un cambio a partir de los 10 años«. No obstante, siguen residiendo allí  varios canes de 10 años y hay uno de 11. Los perros se alimentan una vez al día y son bañados en una pila una vez al mes, aunque los alumnos lo dudan.

Croqueto está en cuarentena porque sufrió un desgarro por una pelea con otro perro. En la imagen, se aprecian puntos, alopecia de pecho y herida por lamido, provocada por situaciones de estrés o aburrimiento.

Posible conflicto de intereses

El decano asegura que los perros destinados a docencia se someten a procedimientos no invasivos como sondaje, control de temperatura o electrocardiogramas. «Sólo se utilizan para prácticas con los alumnos» y en este momento no se hacen investigaciones con ellos, aunque los responsables no descartan que se pudieran hacer en el pasado o en un futuro. La ley lo permite, siempre que el comité ético del centro presente un informe que debe ser avalado después por el Comité de Ética de Experimentación Animal (CEEA) y autorizado por la Comunidad de Madrid. Se estipula que los procedimientos llevados a cabo sobre estos animales deben ser siempre leves.

Los dos encargados limpian las jaulas una vez al día con una manguera. Mientras, sacan a los perros al patio.

Pero el CEEA no es un organismo formado por personas externas a la propia Universidad Complutense, como ocurre en otras instituciones científicas. La Comunidad de Madrid permite esta excepción, algunos de los profesores de la Universidad son miembros del comité, como el director del departamento de Fisiología de la Facultad de Veterinaria de la Complutense.

La UCM se desvincula de la polémica

La Universidad Complutense de Madrid ha emitido un comunicado oficial en el que se desvincula de la polémica, asegurando que «los perros empleados en docencia veterinaria tienen todos los cuidados necesarios, con supervisión externa y un programa de socialización previo a las prácticas de los estudiantes”. Asegura que las «buenas condiciones» de atención, cuidados médicos, alojamiento y bienestar dentro de un sistema «perfectamente regulado y garantista» están aseguradas por un comité de ética interno, una revisión externa y las inspecciones periódicas de la Comunidad de Madrid.

No obstante, la Universidad Complutense admite la celebración de una reunión motivada por la inquietud de algunos estudiantes de Veterinaria sobre el estado de bienestar de los perros, con el objetivo de resolver sus posibles dudas. «Desde el Hospital Clínico Veterinario y desde la Facultad de Veterinaria siempre se ha velado por el bienestar de los animales, como no podía ser de otra manera«.

Mejorar la calidad de vida de los perros de prácticas como objetivo

Los estudiantes de la Universidad Complutense buscan una mejora inmediata de las condiciones de estos animales para garantizar su bienestar, algo que llevan reclamando desde hace tiempo. «También son nuestros perros. Tenemos que dar ejemplo, y más en una facultad de Veterinaria que está en el puesto 43º del ‘ranking’ mundial«. En 2015 hubo una recogida de casi 500 firmas con las que se pedía «proporcionar a los perros paseos frecuentes cada semana en zonas verdes externas a las instalaciones«, como se hacía en el pasado. Desde el decanato de Veterinaria se ha defendido que la transparencia del centro «es del 120%» porque no hay nada que esconder. Si los estudiantes notan alguna incidencia, estaremos encantados de solucionarla«.

Vídeo del estado de los perros de prácticas en la Facultad

Fotos y fuente

Comentar

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.