Un hombre adopta a un cachorro creyendo que era un perro, pero…
Cuando un joven hombre de Tucson, Arizona, vio un cartel en el que se anunciaba que se regalaban cachorros no pudo contenerse y se acercó a ver a los perritos. Aunque no lo tenía pensado, volvió a casa acompañado.
Llamó al cachorro Neón y se hicieron inseparables, pero sólo durante unos meses. El pequeño can manifestaba comportamientos poco comunes para un perro, por lo que su dueño se vio obligado a consultar a un veterinario. Neón no era simplemente un cachorro.
A simple vista, se trataba de un perro mestizo muy juguetón y sano, con una cara muy tierna a la que nadie se podría resistir.
En poco tiempo Neón duplicó su tamaño y, a pesar de ser obediente por norma general, no podía parar de hacer marcajes de su territorio con orina.
Además, Neón acostumbraba a saltar la valla del patio trasero y escaparse para explorar el vecindario. Su dueño aumentó la altura de la valla, pero eso no suponía ningún impedimento para el cánido, siempre encontraba la forma para escapar.
Neón era sociable con otros perros, pero no interactuaba con ningún humano que no fuese su dueño, no se acercaba a nadie y tampoco aceptaba premios o comida de ningún vecino.
Así pues, tras el extraño comportamiento observado, su dueño decidió presentárselo al veterinario.
Nada más llegar a la clínica recibió una inquietante cuestión «Usted sabe que Neón no es un perro, ¿verdad?»
Lo cierto es que Neón es un perro-lobo, lo que viene siendo un animal con unos comportamientos domésticos de perro, pero con el instinto de un lobo. Sus rasgos físicos también se corresponden claramente con el de los lobos: patas largas, garras, colmillos grandes, pelaje frondoso y ojos color ámbar.
El problema para Neón y su dueño es que las leyes de Arizona no permiten que un particular cuide de un perro-lobo sin formación y un permiso especial. Por este motivo Neón y su propietario han tenido que separarse.
A pesar de todo, no fue una despedida triste.
Actualmente Neón vive en una reserva natural en California, y ya ha hecho amigos, en especial, una preciosa loba con la que se ha emparejado.
Su viejo compañero está contento por haber podido cuidar unos meses de Neón, al que visita en la reserva cada vez que puede y observa cómo se ha adaptado a la perfección a la manada y a los cuidadores.